Gracias por el fútbol

por Ennio Sotanaz On 1:55 1 comentarios
Cuando en aquellos largos veranos de la preadolescencia coincidía año de Mundial o Eurocopa los muchachos de la pandilla salpicábamos el tradicional partidillo vespertino con un aliciente para la rivalidad. De repente cada uno de nosotros nos “pedíamos” ser un jugador de los que por entonces tenía los focos del mundo encima y a veces, cuando había consenso, lo que nos pedíamos era ser una determinada selección. Para evitar conflictos no se podía elegir España o ningún jugador español (aunque no eran los más solicitados precisamente por aquel entonces) pero yo indefectiblemente solía elegir Van Basten y normalmente quería ser Holanda. Quería ser Holanda por su estética y valiente forma de entender el fútbol que desde pequeño me fascinó y de la que creo que es deudor el actual Barça y por ende la selección española. También quería ser Holanda cuando jugábamos a las chapas y años más tarde también solía ser Holanda jugando a la Play Station. Siempre he querido ser Holanda hasta hace unas horas en que se me han quitado las ganas. Holanda, la que yo recordaba, ya no existe. Se ha vulgarizado hasta ser simplemente otra selección más.

Señores, somos campeones del mundo. España es campeona del mundo de fútbol y lo es derrochando sufrimiento, personalidad y estilo que es como mejor sabe. Tras un partido, por llamarlo de alguna forma, plagado de suciedad, malas intenciones, anti deportividad y esa materia de la que poco a poco se empapa el fútbol moderno, ese cancerígeno veneno diría yo, que eufemísticamente llaman el otro fútbol, al final ganó el que tenía que ganar, el fútbol. El de verdad. El verdadero.

En un domingo bochornoso donde el calor no dejaba de hacer rehenes en la calle se respiraba una sospechosa calma tensa provocada por la excitación de caminar por un camino por el que nunca se había transitado. Le preguntaban a Camacho los iluminados de Telecinco sobre lo que se sentiría estando dentro del autobús que se dirigía al estadio para disputar la final y Camacho fue tan sincero como certero: “no lo sé. Nunca he estado ahí”. Muy pocos habían estado ahí y muy pocos lo estarán. Las ventanas de Madrid estaban plagadas de banderas y por primera vez desde que tengo uso de razón podía sentir una especie de patriotismo real, sano, sincero y sin lamentables tintes políticos. No éramos de esa España que recuerda con rencor, que se pelea o se desangra por oscuros intereses, no éramos la España de envidiosos, caraduras, listos, lazarillos y tramposos sino la España alegre, humilde y divertida que se junta de forma solidaria para llegar dónde sea necesario llegar. Esa España que está ahí pero que tan pocas veces conseguimos ver.

El partido casi es lo de menos gracias a los criminales de guerra vestidos con la elástica Orange. El pitido inicial que ponía fin a una preciosa ceremonia de clausura dejaba las cosas claras: España quería ganar sin renunciar a su estilo y estaba enchufadísima. Holanda tenía otros planes más perversos. Sergio Ramos lo tuvo en su cabeza y todavía pudimos disfrutar de alguna ocasión más antes de que los señores vestidos de naranja sacaran el hacha de guerra.

No nos confundamos, una cosa es tener un estilo deportivo basado en el físico, el rigor táctico y la contención (que puede no ser muy vistoso pero es lícito) y otra cosa es lo que intentaron los holandeses ayer. Una cosa es parar el juego a base de presión, ayudas y anticipación y otra muy distinta hacerlo a base de patadas mal intencionadas. Una cosa es desactivar la línea de creación por acumulación de músculo y otra clavarle los tacos en el pecho al contrario. Una cosa es amedrentar al contrario porque siempre llegas a la pelota antes que él y otra es protestar todo lo que pasa en el campo para amedrentar el humano que está dentro del trencilla. La afición vuelca hoy su ira hoy contra el británico que actuó como colegiado ayer pero para mí, admitiendo que fue muy malo, lo verdaderamente lamentable es la actitud de la otrora señorial y estética selección holandesa.

Pero no nos tiremos de los pelos. Ayer me hacía mucha gracia ver a la plana mayor del carrusel deportivo de la SER indignarse como basiliscos con la actitud de los holandeses y la condescendencia del árbitro pero entonces me acordé de lo poco acostumbrado que está esta gente, de claro poso madrista, a sufrir en sus carnes los límites de la legalidad. Nosotros en el Calderón estamos más acostumbrados y no hace falta remontarse mucho para comprobarlo. ¿Alguien recuerda como se llevo el Sevilla la última copa del Rey? Pues exactamente así. Metieron un gol y se dejo de jugar más por lo criminal que por lo civil.

Pero dejémonos de partidismo hoy que todos estamos del mismo lado de la barrera. El final de la primera parte dejó un pesado poso amargo de impotencia y pánico. Impotencia por sentirse desamparado ante la violencia gratuita y desmedida del indigno rival (como eche de menos el señorío alemán) sumado al pánico de pensar que una propuesta futbolista tan ruin y lamentable pudiese alzar el trofeo que acredita como campeón del mundo.

La segunda parte sin embargo dejó mejores sensaciones gracias a la mejor circulación de balón de los españoles que seguía si servir para crear muchas ocasiones de gol pero al menos evitaba las patadas indiscriminadas de los leñadores rubitos. Poco a poco los de “la roja” se hicieron con el mando absoluto de todo y cada vez se veía más cerca el gol salvador. En ese sentido fue crucial la salida de Navas que sin hacer un gran partido sirvió para descongestionar el centro del campo y abrir ligeramente el equipo dejando más oxígeno en la línea de creación. Aun así, lejos de llegar el gol hispano lo que llegó fue una de las jugadas claves del partido cuando en un fallo garrafal de los centrales (precedido por supuesto de una falta holandesa que el árbitro no pito) Robben se quedó sólo delante de Casillas para que el madrileño volviese a demostrar al mundo lo excelente portero que es. Unos minutos más tarde también volvería a demostrar al mundo que además es una excelente persona.

La prorroga puso en el campo a Cesc (crucial) y a Torres (apagado, triste y lesionado) pero el héroe de la noche fue uno de esos tipos que cae bien a todo el mundo y que da la sensación de merecer todo lo bueno que le pase: Andrés Iniesta. Un tipo que marcando en la final de un mundial decide acordarse de un compañero fallecido que ni siquiera era de tu equipo sinceramente hace que se me paralice la sangre.

Con los holandeses reculando algo descolocados Torres recibe un balón en la banda izquierda. Levanta la cabeza y ve la entrada de Iniesta por el lado contrario. La idea es excelente pero el estado de forma del de Fuenlabrada hace que el pase no sea lo preciso que debería ser y el central holandés consigue despejar el balón de forma poco ortodoxa. Por allí son embargo aparece el bueno de Cesc Fábregas que sabiendo que la idea buena era la de Torres decide llevarla a cabo, esta vez con precisión. Para el balón, se gira y mete un pase diagonal a un Andrés Iniesta que entra por la derecha en posición correcta. El de Albacete se lleva esa mierda de balón a trancas y barrancas y aprovecha el irregular bote que eleva el balón hasta la estratosfera para en la caída empalmar el esférico, supuestamente más esférico que nunca, hasta el fondo de la virginal red….

¡¡Goooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooool!!

España es campeona del mundo.

La celebración posterior en el campo fue tal y como corresponde a un grupo genial de jugadores. Alegre y respetuosa. Fastuosa y humilde. Desde los abrazos a los holandeses al recuerdo a Puerta. Desde el sincero abrazo de Puyol y Casillas al emocionado abrazo de Del Bosque con un Torres deshecho en lágrimas cuando encaraba el pasillo hacia la copa. Desde los vecinos de mi barrio que chillaban como locos ahogando mis propios gritos hasta el espectacular, sincero y precioso morreo de Casillas a su sufrida novia. Si ganar es la leche hacerlo con tanta clase, tanto estilo y tanta elegancia lo es todavía más.

Me siento muy orgulloso de mi equipo.

¡Qué siga la fiesta!

El partido perfecto

por Ennio Sotanaz On 1:16 1 comentarios
Las entrevistas periodísticas con jugadores de fútbol suelen ser desgraciadamente un compendio de obviedades y frases hechas que se suceden sin gracia y que carecer por completo de interés. Generalmente el atribulado protagonista navega entre medianías, trata de evitar pronunciarse sobre temas escabrosos y suele evitarlos con frases refritas que huelen a naftalina. Ayer, vísperas del partido contra Alemania, leí una entrevista en EL PAIS a Xavi Hernández que era la antítesis de lo que acabo de decir. Interesante, entretenida y muy esclarecedora respecto al oscuro mundo de saber lo que piensan los futbolistas de las diferentes formas de jugar al fútbol (algo que pada de irónico a incomprensible). El blaugrana salía en defensa del juego de la selección y el suyo propio con mucho criterio y sentido, de la misma forma con la que juega en el campo, hasta el punto de convencerme primero y después demostrarme que aparte de saber jugar muy bien también sabe mucho de fútbol.

Pero aun dándole la razón a Xavi creo que Luis (y los que pensamos como él) seguía y sigue teniendo razón. Cuando en plena vorágine del debate nacional que se presentó ayer sobre si Torres debería ser titular o no alguien me preguntó mi opinión yo dije que personalmente dejaría a Torres en el banquillo y sacaría a Cesc. Es lo que haría Luis. Lo que ocurrió en el partido gracias a Del Bosque fue muy parecido pero lógicamente el seleccionador sabe mejor quien es el que está en condiciones más óptimas para salir así que quien dice Cesc dice Pedrito. La idea era sencilla. Durante el tramo más exitoso de la época de Luis con la selección el equipo siempre jugó con tres medios-enganches delante del medio centro y detrás del o los delanteros. Las variantes fueron uno o dos delanteros pero el punta de más siempre era en detrimento de un mediocentro de menos y nunca de un enganche. Ese fue, para mí el error de Del Bosque que ayer remedió.

Así que hay que destacar las cosas buenas al mismo nivel que las malas y el seleccionador ha tenido algunas cosas buenas a destacar como la confianza a Torres (a pesar de lo de ayer), la contención de la euforia, el no entrar en debates con el entorno (aunque el entorno ha sido suave y amable cosa que no pueden decir los seleccionadores anteriores) y saber rectificar a tiempo poniendo ayer otro jugador entre líneas. Esa bendita capacidad para rellenar los huecos que abren los que van en vanguardia es la virtud de Del Bosque y lo que probablemente le va a hacer ser campeón del mundo.

El partido de ayer contra Alemania debería regalarse en DVD en todas las escuelas de fútbol del mundo porque señores, eso es fútbol. Hacerlo además en la semifinal de una copa del mundo está al alcance de muy pocos y pasarán lustros hasta que podamos volver a verlo. Fútbol es ese bonito deporte en el que dos equipos se pelean por tener un balón para meterlo en la portería contraria. Cuando el balón lo tienen los rojos los blancos intentan quitárselo atendiendo a la legalidad que marcan las reglas (punto importante que deberían estudiar selecciones como Paraguay y equipos como el Sevilla) mientras los rojos intentan que no se la quiten sin perder la portería contraria de la vista. Cuando es al revés ocurre lo mismo pero con la camisetas cambiadas. Ayer ganó España porque lo hizo mejor que el contrario y probablemente lo hizo mejor que el contrario porque es mejor equipo pero desde aquí quiero destacar a los Alemanes que sin dar una sola patada fueron capaces de contener durante casi todo el partido el brillante juego del mejor equipo del mundo en probablemente el mejor partido del mundial. Gracias Alemania por ser un rival tan digno y engrandecer este deporte.

El partido de la selección para mí fue prácticamente perfecto. Solamente la suerte nos libró de vivir más tranquilos si se hubiese materializado alguna de las ocasiones de la primera parte pero ese punto de épica con el que se logró la victoria hace que todo sea, si cabe, más emocionante. La primera media hora fue un monologo de La Roja que sin exceso de verticalidad pero tampoco de especulación dominó el balón, el terreno y el juego. Soberbia en la línea de contención (a los grandes partidos de Busquets y Piqué se sumó ayer el héroe Puyol), mucho más creativa y móvil en la línea de creación con un Iniesta imprevisible que mantenía en los alemanes la incertidumbre de lo que podía pasar en cualquier momento (independientemente del bajo tono físico es un jugador estratosférico), un Xavi mucho más móvil, fresco y mandón que en los partidos anteriores, pero sobre todo con un Pedrito que saltándose todas las reglas del ajedrez táctico de los entrenadores se movió entre líneas cuando y como quiso destrozando el partido. Villa hizo un trabajo físico espectacular que medró en su capacidad goleadora y potencial ofensivo lo que le hizo estar más gris de lo normal. Curiosamente, y como nota para los listos, es lo mismo que le ocurrió a Torres en los otros partidos.

España impuso siempre su personalidad y eso es una gran noticia. Con ese guión se interpretó todo el partido salpicado simplemente por algún escarceo del potente equipo alemán que cuando podían jugar intentaban hacerlo pero que afortunadamente casi nunca pudieron. España, metidísima en el partido, robaba muy arriba la pelota y obligaba a los germanos a tener que soltarla muy pronto o en balones largos y verticales que siempre son más fáciles de defender. Sólo en los minutos finales, con España en estado de ansiedad por la cercanía de la final y los alemanes tirando de orgullo para salvar los muebles, el equipo germano fue capaz de meter el miedo en el cuerpo y llegar a las inmediaciones de Casillas que una vez más estuvo soberbio.

El único pero que me queda es el de que el único pero valiosísimo gol llegara tras una jugada a balón parado lo que no hace justicia al fabuloso juego colectivo de nuestra selección. Aun así, pensándolo bien, tiene gracia eliminar a los Alemanes con un gol de cabeza.

Ojo con Holanda. Es peor equipo pero tiene mejores individuales que Alemania y eso en una final puede ser un problema. El Atleti ha ganado muchos partidos contra equipos mejores como equipo, precisamente por tener mejores individualidades. No digo que las de Holanda sean mejores que las de España (no lo creo) pero las tiene y son sólo 90 minutos. Seamos como hemos sido siempre. Respetemos al rival sin renunciar a nuestra forma de entender el fútbol. Esa es la clave.

Se equivocaba

por Ennio Sotanaz On 16:22 0 comentarios
Se equivocaron los que destacaban la supremacía del fútbol sudamericano sobre el fútbol europeo en crisis (3 de cuatro en semifinales son europeos) igual que se equivocan siempre los que sacan conclusiones precipitadas sobre estimaciones mal hechas. Se equivocaron todos los entrenadores que pensaron que el “fútbol moderno” consiste en colocar diez jugadores por detrás del balón y esperar el fallo del contrario mientras le das patadas a todo lo que se mueve porque todos esos equipos están básicamente expulsados de la competición. Se equivocaron (y se equivocan) todos los que criticaron al Luis Aragonés por decir la verdad porque la verdad será lo quieras pero fundamentalmente es verdad y Luis Aragonés tenía (y tiene) razón. Se equivocó Del Bosque al intentar destripar a este equipo de su personalidad y se sigue equivocando con algunos recados que irremisiblemente deja y que hace que los partidos se compliquen y se espesen como chocolate caliente. Se equivocaba Maradona con sus fanfarronadas y se equivocada Dunga con sus estupideces.

España se ha clasificado por primera vez en su historia (al parecer) para disputar unas semifinales de un mundial sin brillantez pero con oficio, sin juego pero con tesón, sin fútbol pero con emoción. Lo ha hecho frente a un equipo que al igual que los que operan con la misma concepción del deporte y de este juego deberían por el bien de la humanidad no llegar hasta estas alturas en estas competiciones. No tengo nada contra Paraguay (al contrario) pero si detesto los equipos cobardes que juegan a defender y a esperar la debilidad puntual del contrario detesto todavía más los que los que además tratan de contrarrestar cualquier tipo de creación a base de patadas. Hasta ahí podíamos llegar. Independiente de los problemas de la selección española, que ahora hablaremos, el lamentable árbitro guatemalteco ha consentido una constante carnicería de los guaraníes que tienen una sobrecogedora tendencia a entender que la agresividad en el juego es lo mismo que dar hachazos a diestro y siniestro. Sólo por eso me alegro de que Paraguay se quede con las ganas de saber lo que es disputar una semifinal.

Del Bosque ha vuelto a ser fiel a su once titular y aunque no estoy de acuerdo para nada con ello me parece un acto generoso para con Torres que yo valoro y quizás un mensaje de fe a la plantilla en lugar de una cabezonería estúpida. No lo tengo claro pero prefiero pensar lo primero. Aun así me parece un error. El dichoso doble pivote destroza la verdadera esencia del juego español que está localizada muy cerca de esa zona. La España de la Eurocopa jugaba con Iniesta, silva y Xavi delante de un medio centro pero también lo hizo delante de dos medio centros en alguna ocasión. Eso si, quitando un delantero. Lo esencial es que el balón llegue con fluidez a Xavi y 2 compañeros de características especiales en el campo contrario mientras que ahora el balón está retenido durante demasiado tiempo en los mediocentros, que juegan más atrás, que hacen más peligroso un robo, que tienen que abusar del pase horizontal y sobre todo que ralentizan de forma exagerada el juego. Para mí ahí está el error de esta selección.

Por eso la entrada de Cesc ha supuesto un brote de aire fresco y sin que fuese en ningún momento espectacular el juego de España ha mejorado y la sensación de peligro de los sudamericanos ha muerto para siempre. Si Del Bosque no puede prescindir del doble pivote porque su religión se lo prohíbe lo más sensato sería dejar a villa arriba y poner a tres “jugones” por delante de los mediocentros.

El partido ha sido feo, tosco y aburrido. Muy aburrido. Si nos quitamos la emoción del momento y lo miramos con ojos críticos el partido ha sido para olvidar. Por parte de Paraguay está claro que buscaban eso, llegar a los penalties desde el primer minuto (asquerosamente lamentable) pero el planteamiento de Del Bosque ha desperdiciado la primera parte con esa especie de fútbol control, cansino, lento y sin verticalidad que tenemos durante este mundial. Parece que los partidos sólo se juegan a partir que uno de los contrincantes se equivoque lo cual es algo que personalmente no puedo con ello.

Pero de todas las maneras estamos en semifinales y eso lo cura todo. Lo cura y lo justifica. A partir de ahora los partidos se ganan por lo civil o por lo criminal y en ese ambiente lo más importante es el estado anímico, la fortaleza psicológica de la cabeza y la suerte. Esta selección ha demostrado varias veces tener las tres cosas así que confío en que salgan el día del difícil encuentro frente a la poderosa Alemania y podamos disfrutar de una final del mundo.

Acabo de llegar de la calle y Madrid es una fiesta. Espero que sólo sea el principio de lo que se avecina.
La justicia en el fútbol suele aparecer con tanta frecuencia como el talento en el cine español, de forma muy esporádica. Desde hace unos años, y gracias a que ciertos ideólogos han llevado este deporte hasta los límites de sus propias reglas, ahora se asume con total naturalidad el que un equipo se meta en su área esperando a que los contrarios hagan lo que tengan que hacer y encima a veces incluso se aplaude esto como una genialidad de un iluminado de la táctica. Hace no muchos años actuar de esa manera era motivo de mofa y vergüenza y estaba reservado a equipos pequeños y toscos con todo que perder y nada que ganar. Cerrojazo se decía. Amarrategui eran los que lo hacían. Hoy esa filosofía la hace suya el campeón de Europa utilizando eufemismos como “contrataque” y “rigor táctico”. Sé que no todo el mundo piensa igual que yo pero a mí me parece lamentable y no vería con mala cara un cambio de reglas que penalice al cobarde y al especulador.

Portugal partía como equipo peligroso y con aspiraciones y atendiendo a la alineación lo es. Tiene un puñado de jugadores fabulosos y un equipo compenetrado pero han salido al campo a colgarse del larguero y a esperar que los españoles se tropezaran para pisarles la cabeza. Cobarde y rastrero. Lamentablemente Portugal no es el único que apela a esta sucia forma de jugar al fútbol pero que jugadores como la mayoría de los portugueses tengan que jugar a esto es una pena. Portugal merecía perder y ha perdido con justicia. Pero ha sido difícil.

Aunque el planteamiento sigue sin gustarme y aunque sigo siendo muchas de las carencias que tenía hay que reconocer que esto es otra cosa. Me sigue sobrando uno de los mediocentros (Xavi Alonso porque Busquets está espectacular) que permita más campo y otro compañero para Xavi (especialmente con equipos con 9 jugadores por detrás del balón) y me sigue pareciendo que la circulación de balón es muy lenta pero en cambio hoy si que España ha querido ser (y ha sido) protagonista del partido y hoy si que ha querido serlo con el balón en los pies.

No ha sido fácil ganar porque portugal es un equipo muy trabajado defensivamente, acumula muchos hombres en defensa (hacía años que no veía jugar con tres centrales) y tienen jugadores verticales y peligrosos que te obligan a tener que apuntalar tu defensa. Lo normal en estos casos es desesperarse cuando no marcas, que es el primer paso para cometer errores, pero aunque la selección ha estado la borde de hacerlo, afortunadamente ha tenido la personalidad suficiente como para no torcer la cara nunca. Para mí esa es la gran noticia de la noche y lo que me hace ser más optimista para el futuro, hemos recuperado la personalidad.

Torres no está fino y probablemente sus dos titularidades seguidas sean un regalo inmerecido aunque es una apuesta personal de Del Bosque para recuperar a un jugador clave dentro de este colectivo y eso es un acto que le honra al madridista. Hoy ha estado muy flojo y la clave que ha cambiado el partido ha sido precisamente su sustitución por un Llorente que pedía a gritos su entrada desde hace varios partidos. El riojano, que no vasco, es un excelente delantero de referencia que va bien por alto y muy bien de espaldas a la portería. Es una buena alternativa cuando se atascan los partidos de toque y ofrece además la posibilidad del juego aéreo. Eso es lo que ha ocurrido. El delantero de Athletic ha fijado a los centrales dejando más espacio detrás para Xavi e Inista y ha parado los pases verticales dando tiempo a la segunda línea para que llegue. Si a eso le unen el concurso de un Villa en estado de gracia que junto a Busquets es hoy por hoy lo mejor de la selección pues ya tienen la receta del gol español (que sigo sin tener claro si era fuera de juego o no).

A partir de ahí lo que suele ocurrir con estos equipos que juegan sin plan B, gol en contra y se acabó el partido para siempre. Patadas, codazos, desmanes, frustración... y la tradicional cara de gilipollas de Cristiano Ronaldo que espero que los periodistas del régimen apreciasen en su plenitud ahora que no estaban cegados por el deslumbrante y mentiroso color blanco del escudo madridista. A destacar en este sentido la pitada que el estadio sudafricano le ha brindado. Cuando un tipo va haciendo “amigos” esté donde esté y juegue contra quien juegue lo mismo que es que el “pobrecito” lejos te estar perseguido lo que ocurre es que es imbécil.

Espero que no se nos ocurra menospreciar a Paraguay que sería el primer paso para dormir muy tristes el próximo sábado.



PD. Don Siro López, no se puede ser más idiota y estúpido que usted. Es literalmente imposible. 

Hay alguna gente que me tiene en muy alta estima y que me considera un tipo leído y con inquietudes (benditos ellos) y precisamente por ello, a pesar de no conocerse, casi todos están de acuerdo en no entender para nada mi primaria afición al fútbol. No les culpo y en parte les entiendo. Aunque siempre he tratado de hacer ver que ese estereotipo rastrero y zafio que acompaña desgraciadamente a este deporte no está en realidad relacionado con el deporte en sí y que un juego tan rico y saturado de posibilidades como el fútbol puede llegar a ser un noble, divertido, interesante y sesudo juego de estrategia, sentimiento y pasión que nada tiene que ver con ese pastiche asqueroso que se vende desde los medios de comunicación, lo cierto es que cada vez me resulta más difícil intentar demostrarlo. Hoy, después de los atropellos arbitrales de ayer, es todavía más difícil.
Mucha de la gente que detesta el mundo del balompié apoyan su odio (o desprecio) al fútbol (más que a sus circunstancias) basándose en que se trata de un engaño barato, una competición adulterada. Una mentira, vamos. Créanme que es algo que yo también he pensado y pienso muchas veces y aunque me cueste reconocerlo por lo que me va en ello, creo que la realidad está más cerca de esa aseveración que de la contraria.
Independientemente de la justicia del resultado final, de los méritos de cada uno, de las filias y fobias por los protagonistas, etc… lo que ocurrió ayer en la copa del mundo es de vergüenza. Que en la era de la comunicación y la inmediatez se anule el empate a dos de Inglaterra porque el árbitro en teoría no lo ha visto cuando diez segundos después de ocurrir el mundo entero sabía que el gol había sido completamente legal es asquerosamente lamentable. Ver la imagen del árbitro del Argentina-México señalando el círculo central y dando validez a un gol que todo el estadio acababa de ver en el video marcador que era ilegal es además de bochornoso patético. Hubiese bastando con que el árbitro o el juez de línea levantaran la cabeza y mirasen la pantalla para haber hecho su trabajo correctamente pero el mundo del fútbol parece que tiene que vivir de espaldas a la justicia por alguna razón que el propio mundo del fútbol prefiere ignorar.
Si estas cosas ocurren tengo asimilado no son por mala suerte. Ocurren porque los organizadores de este circo quieren que ocurra. El control a través de la incertidumbre. El dominio a través del error natural. Los dos atracos de ayer se podían haber evitado tranquilamente sin atentar contra la fluidez del juego ni la pasión del deporte. Insisto, si sigue ocurriendo es porque alguien prefiere que ocurra. Ayer fue Argentina, hoy será Brasil y siempre será el Real Madrid.

Especulen ustedes.
Independientemente de ello está bien que Inglaterra caiga eliminada. E Italia y Francia y todos esos equipos que hacen de la especulación un presunto arte (sin serlo). Ayer me decía un amigo que este mundial está castigando a los cobardes y es una lectura que me encanta. Ojalá fuese siempre así.

Alegrías, dudas y mentiras

por Ennio Sotanaz On 1:03 0 comentarios
Existe una forma muy italiana de ver el fútbol que dice que lo importante dentro de este mundo del balompié, matizando además que es lo único importante en lugar de lo más importante, es básicamente el resultado. Puede que los italianos (y los que intermitentemente se apuntan o apean del carro en función de lo cerca o lejos que esa misma idea pulule por el ectoplasmia del Real Madrid, como por ejemplo en diario MARCA) tengan razón pero no deja de ser una razón muy triste.

Quizás no en días como hoy pero a la larga suele resultar triste.

España está en la siguiente fase del mundial, la buena, la de verdad, la definitiva, la verdaderamente interesente y lo está pasando como primero de grupo que es lo que tenía que ocurrir según los analistas si no hubiesen ocurrido ciertos episodios de expediente X de por medio. Es la hora de olvidar el pasado, apretar los dientes, dormir como un lirón y afrontar el futuro sin miedo pero con humildad, con valentía pero sin arrogancia. Desgraciadamente todo esto sería nuevo para algún dirigente de la federación, los pequeñitos del cuerpo técnico y especialmente para el entorno mediático más rastrero, parcial, mentiroso y más ordinario de la historia de la humanidad. No el nuestro (no el mío al menos) sino el de esta selección española por extrapolación del Real Madrid.

Puede que siguiendo la prensa patria uno tenga la sensación de que la selección y sus circunstancias sean una perfecta máquina engrasada, una balsa de aceite y un gran mecanismo de relojería cuyos “minúsculos” contratiempos son siempre culpa de la mala suerte, de Luis Aragonés hablando de fútbol en una emisora árabe o como dice un insigne (y estúpido) periodista de los “casposos” seguidores al atlético de Madrid que no abrazan la modernidad del Gran Hermano.

Hay que ser verdaderamente ingenuo (o rematadamente imbécil) para creer algo así.

La selección española está enferma. No sé si es un pequeño resfriado que se pasa con un ratito en la cama o estamos ante una enfermedad degenerativa que se ha apoderado de los órganos vitales. Ayer la selección ganó pero no pareció la selección española. No al menos la de los últimos años.

Hasta el primer gol de Villa (magnífico golpeo del Guaje, tremenda cagada del portero) la selección fue un equipo miedoso, torpe, mediocre y vulgar. Sin agresividad táctica que requiere el nuevo sistema (algo que ni tienen, ni han tenido, ni ha hecho falta), sin la capacidad de sacrificio necesaria que requiere un sistema con dos mediocentros defensivos y bandas que no son bandas y sobre todo con la vulgaridad y la cara de estúpido que se le queda a este elenco de jugadores cuando no tiene el balón. El equipo sin balón es de una vulgaridad extrema y de una vulnerabilidad lastimosa pero eso desgraciadamente es lo que vimos durante muchos minutos del partido. Chile se lo quitó a base de rigor táctico y agresividad pero sobre todo ayudado por un estilo de juego, el español, cobarde, lento y predecible. Mal pintaban las cosas hasta el error del portero chileno y no quiero ni pensar lo que podría haber ocurrido.

A partir del gol el partido fue otro y aunque algunas cosas mejoraron y todo se llevó a un escenario mucho más potable para la salud de la afición española yo personalmente seguí sin ver al equipo que pensaba que sería mi selección. Gracias a Dios llegó el segundo gol de Iniesta y la expulsión de Estrada que debería haber sido definitiva… pero no lo fue.

Nada más empezar la segunda parte los chilenos, con una valentía y seguridad que no he visto todavía en España en lo que llevamos de mundial, se fueron para arriba y consiguieron un gol que puso el canguelo en una escuadra de autoestima tambaleante. El juego volvió a ser del equipo americano pero la intensidad y la valentía también. Con uno menos. La selección española no olía la pelota y quizás debamos empezar a asumir que está va a ser la tónica habitual de este equipo frente a equipos que no se encierren en su área desde el principio. Muy mal asunto. Hasta el “valiente” cambio de Del Bosque que retiraba a un voluntarioso pero desacertado Torres para poner en el campo a Cesc no volvimos a recuperar con cierta dignidad el esférico y eso, al menos para el que escribe, es un dato preocupante. El más preocupante.

A partir de ahí, quizás gracias al plebiscito en el banquillo chileno que determinó que Suiza era incapaz de marcar contra Honduras y por tanto el resultado era bueno, los equipos firmaron la pipa de la paz y no se volvió a llegar a las porterías.

España es primera de grupo y se enfrenta con un buen equipo como Portugal. Veremos como se afronta este partido. Existen dos posibilidades: o hacemos como si esta fase de grupos no hubiese existido y el cuerpo técnico asume que su ataque repentino de entrenador debería quedarse en el congelador o seguimos con esta especie de huida hacia adelanta en pos de la estupidez y testaruda idea de que se están haciendo las cosas bien.

Los primeros en llegar

por Ennio Sotanaz On 2:45 0 comentarios

Mi experiencia anterior en esta interesante (aunque a veces aburrida) competición llamada Copa del Mundo me dice que la fase de grupos no suele ser más que un “engañabobos” que sirve para hacer una pequeña criba (casi nunca caen las grandes potencias salvo raras excepciones que suelen llevar implicadas otro tipo de problemas) que básicamente sitúa las casillas de salida para lo que será la verdadera competición. ¿Cuántas veces el mejor equipo de la fase de grupos gana el mundial? ¿Cuántas veces ha sido la selección española la mejor de la fase de grupos?

Por eso no me dicen demasiado esas conclusiones que ahora se sacan a bote pronto sobre la supremacía del fútbol americano o el camino despejado para cierta selección que se “está saliendo”. Piano, piano,… que dicen unos que de esto saben un rato.

Estaba preocupado con Javier Aguirre. Ver jugar a la selección mejicana de forma tan alegre, teniendo el balón, de forma ofensiva e incluso colocada con cierta diligencia en el terreno me tenía completamente confundido a tenor de la terrible imagen que guardo de “el vasco” en mi memoria. Ayer volvieron las aguas a su cauce y el mejicano volvió a ser él mismo diseñando una alineación titular que no entiende nadie en esa gran nación y planteando un partido de una de las peores formas en las que se pueda plantear. Afortunadamente eso no le costó la clasificación pero si provocó que ahora tenga que enfrentarse con su bestia negra del anterior mundial: los argentinos. Buen partido.

Hablando de la albiceleste lo cierto es que todo ese tufo a naftalina y desastre que emitía esta selección hace apenas tres semanas parece haberse evaporado por completo. Transmiten un juego alegre, están muy metidos y hasta tácticamente tiene su gracia. Lo bueno de tener a alguien como Maradona al frente es que probablemente le importe una mierda la moda actual entre los entrenadores de fútbol y haga lo que le salga de la mismísima… nariz. Ayer por ejemplo sacó un 4-3-3 con tres delanteros natos y un solo mediocentro. Con dos cojones. ¡Qué envidia! Ojo con argentina que no hay nada como creerse las cosas…

Uruguay tiene muy buena pinta pero ahora empieza a tener la presión de poder hacer cosas importantes. Es muy diferente jugar a ver qué pasa que tener que sentir el aliento de la demanda de éxito. Me parece muy interesante lo que pueda pasar con esta selección a partir de ahora y los cruces le favorecen.

¿Y Francia? Pues pasó lo que tenía que pasar. Cualquier otra cosa hubiese sido injusta. No me da ninguna pena.

Cuestión de esencia

por Ennio Sotanaz On 14:57 0 comentarios
Yo no lo tengo tan claro. Después del partido contra Honduras (primera victoria en el mundial) tengo todavía más dudas que después del partido contra Suiza. Sin ánimo de ser agorero me deja bastante intranquilo lo visto esta tarde.

Es cierto que esto es un mundial y en competiciones así existen un montón de factores en juego aparte del eminentemente técnico que hay que tener en cuenta (que se lo digan a Italia). Está claro también que quitarse el peso de ganar el primer partido es complicado, está claro que jugar mil metros más alto que hace una semana afecta al fondo físico y está claro, meridiano más bien, que hemos tenido ocasiones suficientes para ganar el partido por unos guarismos escandalosos pero personalmente, insisto, no me quedo tranquilo.

Me da la sensación que el tropezón de Suiza ha hecho que esta selección pierda su esencia si es que no la había perdido ya antes. ¿Qué ha ocurrido? ¿Ha sido el empeño constante de Vicente del Bosque por jugar de la forma que a él le gusta en contra de lo que había funcionado bien? ¿Ha sido el estado físico en el que llegan nuestros internacionales tras una temporada larga y dura? ¿Han sido las lesiones que han afectado a los jugadores clave del equipo? ¿Ha sido ese optimismo recalcitrante, xenófobo y faltón tan propio del madridismo más intransigente que se ha adueñado del entorno de la selección y por ende del equipo? No lo sé. Probablemente sea todo y nada a la vez. En cualquier caso la duda que verdaderamente me preocupa es si tiene solución.

No sé lo que dirán otras crónicas pero a mí no me ha gustado como ha jugado España. He tenido un momento de esperanza y alegría cunado el equipo ha salido con una actitud totalmente diferente a la del primer partido. Gracias a Dios la especulación miedosa del otro día se ha quedado para los últimos minutos y enseguida se han ido a por los tres puntos. Por lo civil o lo criminal lo cual está muy bien y debería bastar para derrotar a muchas selecciones. Eso si, el gol abre latas ha tenido que venir por una jugada individual del mejor del partido, el ahora blaugrana Villa.

El resto no me ha gustado nada. Me sigue pareciendo un error injustificable jugar con dos mediocentros defensivos (por mucho que Del Bosque diga otra cosa Xavi Alonso está colocado como mediocentro defensivo) en paralelo que ni conectan arriba ni dan seguridad atrás. Ni hacen jugar ni equilibran. Ni aportan ni marcan la diferencia. Me gusta todavía menos cuando se empeñan en abrir el campo con jugadores de banda demasiado estáticos en el lateral dejando la zona de creación en barbecho. De esa manera la circulación entre líneas es nula (o muy lenta) y el delantero de referencia se pierde en una maraña de jugadores. De esta manera aparecen huecos, desajustes y desequilibrios que además exiges al equipo un tono físico que no tiene y lo hace así más vulnerable. No es cuestión de jugar con uno o dos delanteros (aunque Villa estaba tirado a una banda casi siempre) sino de concepto. El equipo español que nos ha traído aquí cargados de optimismo era un equipo que jugaba fundamentalmente en tres cuartos de cancha por detrás del delantero, haciendo cambios de banda y tocando la pelota con rapidez entre líneas. La España de hoy no hacía eso ni mucho menos con unos medios demasiado atrás y unos interiores demasiado escorados. Hoy se tocaba en su campo y se echaba el balón a la banda.

Espero que todo esto no sea más que un espejismo fruto de los nervios y que todo se despeje para bien el próximo viernes en el que la selección se abrace a su verdadera esencia por primera vez en este campeonato y ya no la suelte hasta el final. Si no lo hace me temo que España será otra selección más cualquiera, vulgar, aburrida y predecible. Así no nos ha ido bien nunca. España sólo ha tenido éxito el día que decidió mirarse a si misma y no imitar a nadie. Espero que quien tiene que hacerlo piense en ello y saque conclusiones. Estamos a tiempo.

El futuro del fútbol

por Ennio Sotanaz On 14:46 0 comentarios
Hace unos diez años (puedo que más o menos, no me acuerdo bien) algún analista de esos que como hongos (buenos y malos) crecen alrededor del mundo del deporte rey se atrevió a decir que el futuro del fútbol estaba en el continente negro. En África. Los mundiales siempre habían sido (y han seguido siendo después, por cierto) terreno exclusivo de europeos y sudamericanos y el resto de selecciones normalmente actuaban como exóticos sparrings que servían para alargar la competición y que el circo de los mundiales llegasen a nuevos rincones del planeta, pero de repente aparecieron determinadas selecciones africanas que cambiaron el escenario. Camerún, Nigeria, Costa de Marfil,... de repente aparecieron selecciones formadas por atletas de físico poderoso que sorpresivamente tenían una capacidad técnica nada desdeñable y sobre todo una “original” forma de jugar al fútbol basada en la alegría, la improvisación, la imaginación, la libertad y el criterio ofensivo. Los equipos africanos trajeron aire fresco a un fútbol rácano y rancio que definitivamente había plantado sus raíces en la especulación. Ver jugar a esos equipos divertidos y descarados era muy vigorizante comparado con el resto de partidos así que los aficionados de toda la vida parecieron ver en esa actitud aquello que alguna vez les hizo aficionarse a este deporte.

Pero había un problema. Los africanos, al parecer sin el desarrollo suficiente en el deporte profesional, carecían del rigor táctico suficiente como mantenerse en las alturas de la competición y caían según se acercaban los partidos críticos debido a ingenuos fallos de principiante. Los analistas vaticinaban sin embargo que en el momento en el que estos jugadores supiesen defender con criterio y se ciñesen al esquema táctico cambiaría la jerarquía conocida hasta ahora en este deporte. Con esa idea en la cabeza (supongo) los equipos africanos se llenaron de entrenadores europeos que venían a implementar su rigor táctico a esos equipos de tanto potencial y ahora estamos viendo las consecuencias... Nigeria fuera, Camerún fuera y Costa de Marfil en vías de estarlo.

Lo peor de la historia no es que los equipos caigan a las primeras de cambio sino la forma con la que lo hacen. Ver hoy jugar a Costa de Marfil contra Brasil era tan triste como lamentable. Una colección de jugadores ordenados, estáticos, miedosos y aburridos. Privados de su carácter, su espíritu y su razón de ser, las selección e Costa de Marfil parece simplemente otro equipo más, vulgar, áspero y prescindible. Me temo que alguien ha confundo sacar lo mejor de uno con suplantar la personalidad.

Si esto es evolucionar que vuelva la edad media.


PD. Lo de Brasil es tan lamentable o más pero me da que tendremos más tiempo para comentarlo.

La Era de la especulación

por Ennio Sotanaz On 15:16 1 comentarios
Aunque todavía hay gente que piensa que los entrenadores son unos señores que sirven básicamente para dar ánimo a los chichos y cuya influencia en el devenir de un partido de fútbol es residual creo que poco a poco, incluso ese tipo de gente, va cambiando de opinión con el simple esfuerzo de observar la realidad hacia posiciones más cercanas a lo que yo creo. Desde que el físico y la táctica pasaron a ser parte fundamental del llamado deporte rey los partidos de fútbol se han igualado y especialmente lo han hecho en el escenario de un único, solitario y definitivo partido de fútbol. Se suele decir eso de que “no hay enemigo pequeño” y el tópico encierra una realidad tan evidente como es esa que dice que un equipo físicamente potente y bien colocado es siempre muy difícil de batir. La forma en la que se cose un equipo, como se motiva, como se coloca en el campo, como se equilibra en la transición, como se agrupa en torno a un concepto defensivo,... es hoy más importante que nunca en la historia el fútbol y en ocasiones es el motivo del éxito por encima de jugadores galácticos que posan para anuncios de colonia.

Este mundial esta siendo una buena prueba de ello. Las “sorpresas” se suceden, la igualdad prima como gran invitada y no ha existido todavía un partido con una diferencia verdaderamente importante tal y como ocurría antaño (a El Salvador, por ejemplo, le metieron 10 goles en 1982). El efecto igualador hay que buscarlo en mi opinión en la preparación física de los jugadores unida a la siempre profesional preparación táctica de los equipos. Alguien descubrió en algún momento que si conseguías dejar tu portería sin goles como mínimo conseguías empatar y que si dejabas al contrario la posesión del balón, ese artefacto que últimamente se ha convertido en un estorbo para los futbolistas, escondías tus carencias técnicas, te dedicas a defender que siempre es más fácil y está al alcance de más gente y probablemente te toparás a lo largo del partido con un par de oportunidades en las que el equipo que cometa la imprudencia de intentar atacar se encuentre descolocado tras cometer un error. Aquel fatídico día se igualó el fútbol por abajo y empezó la Era de la especulación.

Pero lo que empezó como un recurso de equipos sin recursos, una solución para escuadras abocadas a fracasar frente a equipos de mayor potencial técnico y económico se ha convertido sin embargo en la forma de encarar la vida para el 99% de los equipos del mundo y ahí es donde el tema empieza a chirriar. Que Corea del Norte, Suiza, Argelia, Malta, Letonia, San Marino,... se agarre al tacticismo, apretar las líneas y esperar el fallo como única alternativa al fracaso parece lógico. Que lo haga Inglaterra con once multimillonarios en el campo de vergüenza.

Pero eso es lo que hace Inglaterra en este mundial con el admirado Capello al frente. Junta líneas, pone músculo, deja jugar y espera el fallo. Lamentable. Afortunadamente el fútbol no es tan injusto como acostumbra y deja recados como el de ayer a Francia y el de hoy a Inglaterra.

Probablemente pasen los dos porque cuando igualas el físico y la táctica y pretendes jugar al fútbol para ganar lo normal es que gane el que más calidad tiene. El problema es saber no será demasiado tarde el momento que se ha escogido para empezar a pensar en jugar al fútbol para ganar.

De históricas manías

por Ennio Sotanaz On 14:41 0 comentarios

Es difícil explicar la razón por la cual te puede caer mal algo tan intangible en cierto modo como es un equipo de fútbol o un club. Supongo que tiene que ver con la particularización tangible en una cara, determinado tipo, ciertas declaraciones, afrentas históricas, manías personales... o probablemente razones mucho más peregrinas.

Reconozco que no puedo tragar a la selección francesa de fútbol (a la vez que siempre he sentido cierta simpatía por el combinado nacional francés de Rugby). Es curioso. Muy probablemente esa versión afrancesada del arrogante tocapelotas, fanfarrón y clasista que es Domenech hace bastante para que uno se afiance en ese sentimiento tan negativo y seguramente también están clavadas en mi vulnerable subconsciente todas las afrentas que los endiosados vecinos nos han hecho desde que el mundo es mundo, desde los camiones volcados hasta la isla energética que es España gracias a la solidaridad de los refinados tramposos, pero me temo que no puedo escudarme sólo en eso si nos centramos en el fútbol.

Mientras veía esta noche como el bueno de Aguirre reducía las posibilidades de Francia para clasificarse a la siguiente fase del mundial y lo hacía a base de valentía (tremenda ironía si hablamos del Aguirre que entrenó de forma muy cobarde al Atlético de Madrid) me he dado cuenta que lo que detesto de la selección francesa de fútbol es esa eterna querencia en los últimos años por abrazar la especulación, jugar al error, esperar sin dar la cara, enfangarlo todo y ganar de forma injusta. Sin la estética de los italianos, que hacen bandera e identidad de una forma de jugar que ellos mismos inventaron y sin la necesidad de equipos como Suiza o Corea del Norte que basan su juego en la especulación porque no tienen ni medios, ni potencial ni recursos para hacer otra cosa. Francia si los tiene, siempre los ha tenido y por eso es muy sucio además de cobarde.

Tiendo a entristecerme cuando el fútbol premia al cobarde y castiga al valiente. Cuando penaliza al que toma la iniciativa y asume la responsabilidad de un deporte llamado fútbol y castiga pero encumbra al especulador, al sucio y al ruin.

Me alegraría por eso que la selección francesa tenga que hacer una profunda reflexión en los próximos días.

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por Ennio Sotanaz On 6:19 0 comentarios

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