Alegrías, dudas y mentiras

por Ennio Sotanaz On 1:03
Existe una forma muy italiana de ver el fútbol que dice que lo importante dentro de este mundo del balompié, matizando además que es lo único importante en lugar de lo más importante, es básicamente el resultado. Puede que los italianos (y los que intermitentemente se apuntan o apean del carro en función de lo cerca o lejos que esa misma idea pulule por el ectoplasmia del Real Madrid, como por ejemplo en diario MARCA) tengan razón pero no deja de ser una razón muy triste.

Quizás no en días como hoy pero a la larga suele resultar triste.

España está en la siguiente fase del mundial, la buena, la de verdad, la definitiva, la verdaderamente interesente y lo está pasando como primero de grupo que es lo que tenía que ocurrir según los analistas si no hubiesen ocurrido ciertos episodios de expediente X de por medio. Es la hora de olvidar el pasado, apretar los dientes, dormir como un lirón y afrontar el futuro sin miedo pero con humildad, con valentía pero sin arrogancia. Desgraciadamente todo esto sería nuevo para algún dirigente de la federación, los pequeñitos del cuerpo técnico y especialmente para el entorno mediático más rastrero, parcial, mentiroso y más ordinario de la historia de la humanidad. No el nuestro (no el mío al menos) sino el de esta selección española por extrapolación del Real Madrid.

Puede que siguiendo la prensa patria uno tenga la sensación de que la selección y sus circunstancias sean una perfecta máquina engrasada, una balsa de aceite y un gran mecanismo de relojería cuyos “minúsculos” contratiempos son siempre culpa de la mala suerte, de Luis Aragonés hablando de fútbol en una emisora árabe o como dice un insigne (y estúpido) periodista de los “casposos” seguidores al atlético de Madrid que no abrazan la modernidad del Gran Hermano.

Hay que ser verdaderamente ingenuo (o rematadamente imbécil) para creer algo así.

La selección española está enferma. No sé si es un pequeño resfriado que se pasa con un ratito en la cama o estamos ante una enfermedad degenerativa que se ha apoderado de los órganos vitales. Ayer la selección ganó pero no pareció la selección española. No al menos la de los últimos años.

Hasta el primer gol de Villa (magnífico golpeo del Guaje, tremenda cagada del portero) la selección fue un equipo miedoso, torpe, mediocre y vulgar. Sin agresividad táctica que requiere el nuevo sistema (algo que ni tienen, ni han tenido, ni ha hecho falta), sin la capacidad de sacrificio necesaria que requiere un sistema con dos mediocentros defensivos y bandas que no son bandas y sobre todo con la vulgaridad y la cara de estúpido que se le queda a este elenco de jugadores cuando no tiene el balón. El equipo sin balón es de una vulgaridad extrema y de una vulnerabilidad lastimosa pero eso desgraciadamente es lo que vimos durante muchos minutos del partido. Chile se lo quitó a base de rigor táctico y agresividad pero sobre todo ayudado por un estilo de juego, el español, cobarde, lento y predecible. Mal pintaban las cosas hasta el error del portero chileno y no quiero ni pensar lo que podría haber ocurrido.

A partir del gol el partido fue otro y aunque algunas cosas mejoraron y todo se llevó a un escenario mucho más potable para la salud de la afición española yo personalmente seguí sin ver al equipo que pensaba que sería mi selección. Gracias a Dios llegó el segundo gol de Iniesta y la expulsión de Estrada que debería haber sido definitiva… pero no lo fue.

Nada más empezar la segunda parte los chilenos, con una valentía y seguridad que no he visto todavía en España en lo que llevamos de mundial, se fueron para arriba y consiguieron un gol que puso el canguelo en una escuadra de autoestima tambaleante. El juego volvió a ser del equipo americano pero la intensidad y la valentía también. Con uno menos. La selección española no olía la pelota y quizás debamos empezar a asumir que está va a ser la tónica habitual de este equipo frente a equipos que no se encierren en su área desde el principio. Muy mal asunto. Hasta el “valiente” cambio de Del Bosque que retiraba a un voluntarioso pero desacertado Torres para poner en el campo a Cesc no volvimos a recuperar con cierta dignidad el esférico y eso, al menos para el que escribe, es un dato preocupante. El más preocupante.

A partir de ahí, quizás gracias al plebiscito en el banquillo chileno que determinó que Suiza era incapaz de marcar contra Honduras y por tanto el resultado era bueno, los equipos firmaron la pipa de la paz y no se volvió a llegar a las porterías.

España es primera de grupo y se enfrenta con un buen equipo como Portugal. Veremos como se afronta este partido. Existen dos posibilidades: o hacemos como si esta fase de grupos no hubiese existido y el cuerpo técnico asume que su ataque repentino de entrenador debería quedarse en el congelador o seguimos con esta especie de huida hacia adelanta en pos de la estupidez y testaruda idea de que se están haciendo las cosas bien.

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